MONUMENTOS Y LUGARES DE INTERES

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ERMITAS

  • San Juan de Peñaparda

La ermita de San Juan de Peñaparda se hallaba situada el paraje que hoy conocemos con el nombre de las Eras de San Juan muy próxima al Vallejo de la Herrera, en el límite occidental del la Dehesa Boyal.
Aunque el origen de la ermita sea probablemente medieval, es en el siglo XVI cuando comenzamos a tener noticias de ella. Este lugar fue testigo en 1543 de los excepcionales acuerdos llevados a cabo entre representantes de Navalperal y San Bartolomé para resolver los problemas que en la linde pudieran ocasionarse.
Entre los años 1622 al 1624 el Concejo acomete una obra que debió suponer una renovación casi absoluta del edificio. Pronto se fue embelleciendo esta ermita merced a los donativos de los fieles, y, de esta forma, se pudo comprar un pequeño retablo para la imagen de San Juan.
Se construyó por estos años una vivienda para el ermitaño Pablo Blas, que comenzó a vivir en aquel lugar de forma permanente. Él era el encargado del buen adorno y decoro del edificio, asi como de dar cuenta a los alcaldes de los diversos bienes que en él había.
Entre los años 1746 al 1749 se ejecutó una obra importante que afectó a los muros y al tejado. Durante todo el siglo XVIII aparecen en los libros de cuentas el coste de la fiesta que pagaba el Concejo. En los primeros años del siglo XIX la ermita debió de arruinarse, por lo que la ralla de San Juan fue traída al templo parroquial, donde se halla esperando restauración.

  • San Ildefonso

Hubo otra ermita dedicada a San Ildefonso, a quien se veneraba en el pueblo desde antiguo. Se hallaba junto a Los Pilares, en el inicio del camino de Mantigierro.
Los Pilares, abrevadero de ganados y lavandería de amas de casa durante siglos, estaban en el recinto de la ermita y a ella pertenecían.
Esta ermita debió de desaparecer después de la primera mitad del siglo XIX, ya que todavía aparece en una descripción de la Villa del año 1848.

  • San Sebastián

Esta ermita se encontraba en la zona alta de la Atalaya, y tenemos constancia de su existencia a lo largo de todo el siglo XVII, por la curiosa fiesta que en ella se celebraba.
En 1622 el Concejo costea el arreglo del tejado y paga al visitador del libro de le ermita. A partir de este año se descuidó su arreglo, tanto que en el año 1701 debía de ser deplorable el estado en que se encontraba.
El día de San Sebastián tenía lugar una fiesta que protagonizaban los pobres y menesterosos del lugar y de los pueblos cercanos. Tras la celebración de la Misa el Concejo hacía una caridad de pan y vino para todos ellos.
La desaparición del edificio debió de acaecer en los años anteriores a 1866, ya que en este año la fiesta deja de celebrarse en la ermita y pasa a celebrarse en la Iglesia.

  • San Roque

La ermita de San Roque situada en el lugar del “Atapao”, tiene gran importancia para la vida de este pueblo.  De los “frades de la Cofradía de San Roque” tenemos noticias desde 1618. En 1623 el Concejo, en su esfuerzo por rehabilitar las ermitas, paga los gastos de una importante obra. Se remozaron los muros y se hizo nuevo el tejado.
Desde 1682 podemos rastrear si incidencia en la vida de la Villa en los libros de la cofradía, que en ese año se funda de nuevo. Con ello, la fiesta del santo, que se venía celebrando desde el siglo XVI con regularidad, va a experimentar un impulso notable. En el primer capítulo de los nuevos estatutos se describe la fiesta: “Primeramente acordaron el día 16 de agosto de cada un año, que es el día del glorioso San Roque, se celebre la festividad con sus vísperas, misa y procesión con el santo que está en su ermita, a la salida de esta villa, muy cerca de ella, y que se paguen a los señores cura, beneficiado y sacristán once reales”. Posteriormente se celebra un convite a base de confitura y vino amenizado por un tamborilero.
La ermita estuvo en pie hasta los primeros años de 1950, en los que se fue arruinando y ante la falta de reparaciones terminó desplomándose. En el año 1997 la ermita se restauró gracias a la iniciativa del párroco Don Teodosio y la mano de obra de los jubilados y en la actualidad se sigue celebrando dicha fiesta en honor a San Roque.

  • Santísimo Cristo de la Vera Cruz

La ermita dedicada al Cristo es una pequeña edificación en estilo barroco popular del siglo XVIII, que alberga las imágenes relativas al momento de la Pasión y Muerte de Jesucristo. Destaca el grupo escultórico del Calvario, del siglo XVI. El Crucificado original de este grupo fue mutilado de ambos brazos para ser utilizado como el Paso del Santo Entierro en las procesiones de Semana Santa. De gran belleza es el Cristo atado a la columna, barroco de la escuela castellana del siglo XVII.
Tiene esta ermita una leyenda que se ha transmitido por la tradición otal hasta nuestros días. Según ella, la ermita era la capilla de un palacio de un rico señor del pueblo, que solía acceder a ella por una puerta que en un lateral existía. Este señor según la leyenda, fue el mismo que donó la dehesa Boyal a los ganaderos del lugar.
Sabemos que los marqueses de Villasierra poseían un palacio en la Villa, aunque no hay datos para ubicarlo junto a la ermita. El palacio era residencia de los marqueses cuando pasaban alguna temporada en San Bartolomé y era visitado cuando algún nuevo marques venía a tomar posesión de su título.

Sabemos que los marqueses de Villasierra poseían un palacio en la Villa, aunque no hay datos para ubicarlo junto a la ermita. El palacio era residencia de los marqueses cuando pasaban alguna temporada en San Bartolomé y era visitado cuando algún nuevo marques venía a tomar posesión de su título.

  • Nuestra Señora de la Visitación

De los siglos XVII-XVIII es la ermita de la Visitación. Es reseñable la bóveda circular que copa la sacristía y el sencillo y bello alfarje que sirve de techumbre a la nave. Desde el punto de vista decorativo destaca un ciclo de pinturas de pequeño tamaño en tabla con motivo de la vida de la Virgen, así como un pequeño retablo barroco, donde se encuentra la imagen de Nuestra Señora, del siglo XVI, patrona de la Villa junto a San Bartolomé.
No obstante, la actual edificación tuvo un antecedente mucho más antiguo, al menos del siglo XVI. Se conserva aún un inventario de la ermita de Nuestra Señora de 1550. Posteriormente debió de ser rehecha y ampliada.
Desde tiempos inmemoriables se venía celebrando la fiesta de Nuestra Señora de la Visitación el día dos de julio, con la solemnidad propia de la patrona de la Villa, sus vísperas, Misa y procesión. Por las tardes se tenían capeas y novilladas, al menos desde 1678. Por la premura de las faenas agrícolas durante esas fechas, a mediados del siglo pasado se cambió la celebración de la Visitación al 25 de agosto para unirla a la de San Bartolomé.
La fiesta de San Bartolomé quedaba en segundo plano respecto a la de la Visitación , aunque se celebraba con su Misa de vigilia, vísperas, Misa Mayor y procesión.

 

 





Bibliografia:

San Bartolomé de Pinares. Memoria y prospectiva. Diego Martín Peñas, Alberto Sáez Gordo y Francisco Javier Luis Jiménez. Institución Gran Duque de Alba. Ávila, 1997.

Fotografías de Iván García y Alberto Martín


www.venasanbartolo.es DaniTR